El bien común…

Ante el desarrollo de la sociedad se suscita hombres “intelectuales”, o les podemos llamar, hombre sensibles a las necesidades de sus próximos.  Además, se formulan normas regidas por un Estado, éste está obligado a otorgar respuesta a las necesidades de los ciudadanos, con el único fin, la felicidad del hombre.

“El bien común trasciende los bienes particulares en tanto por lo menos la felicidad global o del Estado debe ser superior, y hasta cierto punto independiente de la felicidad de los individuos. Entonces, la cuestión del bien común carece de una dimensión esencial: la del  modo de participación de los miembros del Estado en el bien común.” 

La afirmación anterior trae interrogantes ante un mundo de convivencia ideal, incluso el mismo Aristóteles afirma lo siguiente dándole un plus:

“Un Estado tiene que proporcionar a cada uno de los miembros su bienestar y  felicidad como ciudadanos”

Y no podemos olvidar a Santo Tomas de Aquino, ya que su postura se aleja de un mundo en agonía y locura, nuestro santo dice:

“La sociedad humana como tal tiene fines propios, los cuales son fines naturales, a los cuales hay que atender, y los cuales a realizar”

Pero, (una expresión que muestra un límite), no hablamos de personas, “el bien común es cosa  de los individuos, pero no necesariamente de las personas”. Es aquí donde entra en ocasiones el mal entendido de un bien común con el buen llevar de las personas.

Las personas están dentro de una sociedad que exige una dinámica de sacrificio, trabajo, amistad, sentimientos y demás cualidades, con la única finalidad, la felicidad. Incluso, todo se destruye ante posturas pragmatistas, individualistas, subjetivistas y relativistas. Estas posturas hacen el abogado del diablo, pero traen como fruto iniciativas; es decir, un intelecto tecnológico que aleja de los planos naturales y espirituales del hombre.

En conclusión, en la medida en la que las personas se incorporan y manifiestan en individuos que son miembros de una sociedad, hay que suponer que hay así mismo una cierta relación entre el ser personal y el bien común natural del Estado.